La pasta –en todas sus versiones y formatos- es un alimento muy presente en nuestros hogares. Es además una de las comidas favoritas de los más pequeños y, sin duda, uno de los pilares básicos de la dieta mediterránea. Consumir pasta tiene muchos beneficios para la salud, pero hay algunas diferencias entre la pasta integral y la pasta tradicional. ¿Las conoces? Te lo contamos todo a continuación.

 Consumida de manera adecuada, la pasta es una comida que nos ayuda a afrontar el día con energía y a mantener la línea. Su gran versatilidad (en cuanto a la variedad de preparaciones que admite) nos ofrece la posibilidad de cocinar multitud de platos diferentes.

 La pasta se elabora a partir de una masa que se obtiene de la harina de trigo duro, con agua y sal, aunque también existen algunos tipos de pasta que añaden otros ingredientes, como el huevo, cereales o vegetales (como el tomate y las espinacas, por ejemplo). La pasta tradicional o la que más se comercializa, es aquella que se elabora a partir de sémola de trigo duro, a la que se le elimina la cáscara (o salvado), que es una especie de fibra que envuelve el grano, y el germen (el núcleo del grano, que es rico en antioxidantes, vitaminas, minerales y ácidos grasos.

Entonces ¿cuál es la diferencia entre pasta integral y pasta tradicional?

Como su propio nombre indica, la pasta integral es aquella que se elabora a partir del grano de trigo entero (con su cáscara y su germen). Es por ello que la pasta integral aporta muchos más fitonutrientes (y un menor índice glucémico) que la pasta blanca. Algunos ejemplos de estos nutrientes son los carbohidratos complejos, proteínas, fibra, hierro, magnesio y zinc. Como ya hemos explicado antes, por su parte, la pasta blanca se elabora con carbohidratos refinados, lo que significa que, en el proceso, se despoja de algunos nutrientes.

Y esto, en términos nutritivos ¿qué significa? 

Aproximadamente, una ración de pasta integral contiene 180 calorías, 39 gramos de carbohidratos, 8 gramos de proteínas, 7 gramos de fibra y minerales como el magnesio, el hierro y el zinc. Una ración de pasta blanca contiene 200 calorías, 42 gramos de carbohidratos, 7 gramos de proteínas, 3 gramos de fibra y un poco de hierro. Pero, por su parte, la pasta blanca no contiene otros minerales como el magnesio o el zinc.

Un sabor ligeramente distinto

La pasta integral suele requerir un poco más de tiempo de cocción que la pasta tradicional. Además, al igual que ocurre con el pan integral, el sabor de la pasta integral es ligeramente diferente que el de la pasta blanca. En concreto, la gama Gallo Nature Integral, debido a su particular proceso de elaboración, en el que el grano de trigo se tuesta en su punto, posee un sabor único y realmente delicioso. Dependerá de los gustos de cada persona, que prefiramos el sabor de una u otra, aunque, como es lógico, también es una cuestión de costumbre. Y tú, ¿aún no has probado a introducir en tu dieta la pasta integral?

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