320 g de Spaghetti Gallo
32 mejillones
250 g de calabacín
200 g de tomates pelados
1/2 cebolla
1 dl de vino blanco
3 cucharadas de aceite de oliva virgen
1 cucharada de perejil triturado
Sal y pimienta blanca
Pon una cucharada de aceite en una sartén y saltea en ella los calabacines, cortados a dados.
Remuévelos con una cuchara de madera hasta que se doren ligeramente y salpimenta.
En otra sartén con una cucharada de aceite, sofríe la cebolla rallada y añade el tomate cortado a trocitos. Mézclalo todo y sálalo ligeramente.
En una cazuela, echa el aceite restante, el vino y los mejillones bien limpios. Cúbrelo durante unos 45 minutos, hasta que se hayan abierto.
Retíralos del fuego y quítales las cáscaras.
Cuela el líquido de la cocción y déjalo reducir en una sartén, añadiendo a continuación la salsa de cebolla y tomate, los calabacines y los mejillones.
Cuece la pasta en abundante agua hirviendo con sal hasta que esté al dente y sírvela con la salsa, espolvoreada con perejil.