80 g de aceite de oliva
350 g de harina INTEGRAL GALLO
1 cucharadita de bicarbonato
2 yemas de huevo
150 g de miel
1 pizca de sal
semillas de lino
Batir las yemas de huevo con la miel, reservar.
A parte mezclar la harina tamizada, el bicarbonato, la sal y el aceite en un recipiente hondo hasta que quede homogéneo y suelto, pero sin ligar.
Añadir entonces las yemas batidas y seguir mezclándolo todo a mano hasta hacer una masa homogénea y plástica.
Hacer un rollo cilídrico de unos 8 a 10 cm de diámetro, envolverlo en film plástico y dejar reposar unas horas en la nevera (IMPORTANTE!)
Quitar el film de los cilindros de masa y extender la masa con el rodillo hasta dejarla de un grosor de 3-4 mm.
Cortar las galletas con el cortapastas, recuperar los recortes y amasarlos para hacer otra vez la misma operación de rodillo y corte hasta acabar con la masa.
Cubrir las bandejas de horno con papel de horno y distribuir las galletas encima, dejando un espacio entre cada una de 1 cm.
Mojar las galletas con un pincel y agua y espolvorear las semillas de lino por encima, presionando suavemente a continuación con los dedos para fijarlas.
Precalentar el horno a 160º C. Introducir la bandeja cargada y hornear hasta que las galletas estén doradas (unos 15 min).